martes, 21 de junio de 2011

La ausencia y ocultamiento del pene en los desnudos de George Quaintance













Una de las características más evidentes y relevantes de la obra de George Quaintance es la ausencia de la exposición del pene, pues en sus pinturas, a pesar de la desnudez de los personajes, buscó de forma explícita ocultar el miembro masculino. Ejemplos de la anterior afirmación es el ocultamiento a través de ciertas posiciones del cuerpo para evitar mostrar el pene, como el uso del muslo flexionado (figs. 11 y 12), la posición de los personajes de espaldas o girando ligeramente (figs. 13 y 14), el uso de elementos físico para evitar tácitamente la visibilidad del pene (figs. 15, 16 y 17) o bien la utilización y explotación de las posibilidad que ofrece la caprichosa estructura, amorfa e indefinida particularidad del agua como el oleaje (figs. 18, 19 y 20). ¿A qué se debía la ocultación del pene en sus obras? ¿Eran a propósito? ¿Fue consciente o inconsciente? ¿Qué ocurría en la obra de Quaintance a nivel psicológico y cultural para construir un lenguaje artístico homoerótico, pero no explícito?


Ciertamente existen posicionamientos en que se afirma que la desnudez masculina completa resulta en una tendencia a la pornografía y no en una representación artística de lo idealizado como erótico. Sin embargo al inicio de la investigación se demostró que el pene ya había sido una representación a la cual se recurrió en distintos contextos culturales e históricos. Sin embargo, es necesario analizar qué ocurría en la realidad de Quaintance que lo llevó a ocultar el desnudo total masculino, cuando bien pudo haber recurrido a referentes como Grecia o Roma, en donde existen esculturas masculinas con el pene descubierto, o al renacimiento italiano como el David de Miguel Ángel.
Ariel Álvarez en relación con esta particularidad de las pinturas de Quaintance afirma:

“Su obsesión por el cuerpo masculino desnudo creó un estilo que, burlando a la censura, cambió las costumbres de la cultura gay norteamericana de los años ’50 […] Su estilo, sin quererlo, fue marcado por los códigos de censura que prohibían las representaciones de actos “abiertamente homosexuales” […] Ser gay era ilegal y la pornografía, también. Ambas cosas juntas eran demasiado para la sociedad norteamericana. El artista se daba cuenta de que había un mercado potencialmente lucrativo, pero también muy peligroso […] En la década del ’50, la imagen del desnudo masculino estaba bajo fuego: tanto las publicaciones de ese “homoerotismo escasamente disimulado” como los artistas que las realizaban sufrían ataques constantes”.

Los datos proporcionados por Álvarez, señalan de forma contundente la línea que se tiene que seguir para comprender la invisibilidad a la que tenían que recurrir los homosexuales, aunada a las cuestiones culturales , moralistas, religiosas y legales siendo vulnerables. Por estas razones Quaintance no fue un artista que tuviera exposiciones dentro del espacio acreditado del arte como las instituciones artísticas museográficas.

La problemática a la que se confrontó Quaintance orilla a reflexionar en relación a los tabús que la cultura estadounidense y el sistema artístico mantenían a mediados del siglo XX.

“Quaintance liberaba a los cuerpos no sólo de la censura sino que presentaba al público gay escenas idílicas en las que se reflejaba una cotidianidad que era prohibida por la Justicia. Todas estas obras no mostraban los genitales, salvo debajo de las enormes curvas azules de los pantalones Levi’s, una de las imágenes popularizadas por el artista […] Debido al contenido gay de sus imágenes, nunca fue reconocido por el mundo del arte convencional.”

Es entonces necesario tomar como referencia el ocultamiento del pene en la obra de Quaintance a partir del tabú construido alrededor de la prohibición de su exhibición, según Freud:

“El concepto de tabú entraña […] una idea de reserva […] el tabú se manifiesta esencialmente en prohibiciones y restricciones. Las restricciones tabú son algo muy distinto de las prohibiciones puramente morales o religiosas. No emanan de ningún mandamiento divino, sino que extraen de sí propias su autoridad [...] Las prohibiciones tabú carecen de todo fundamento. Su origen es desconocido. Incomprensibles para nosotros, parecen natural es a aquellos que viven bajo su imperio”.

Bajo la concepción de Freud se expresa esencialmente la prohibición del incesto, tal cual lo trabajaría también en el campo de la antropología Levi Strauss. Sin embargo, me parece necesario retomar la esencia de prohibición y restricción que implica el tabú, pues es manifiesta en la limitación a la exposición de la desnudez del ser humano, pero con un sentido más acentuado en el pene del hombre, pues fuera de las prácticas culturales donde se permite actualmente la muestra del órgano sexual masculino como en la pornografía o en espacios donde se desnudan por trabajo. La presentación total del cuerpo masculino es aún desdibujada de las representaciones visuales como en el caso del cine o la televisión, en los que curiosamente es más fácil visualizar la desnudez del cuerpo femenino, lo que deja en evidencia la búsqueda de ocultamiento del pene.

En el libro “Una historia cultural de Pene” de David Friedman, explica como a lo largo de la historia del mundo las distintas connotaciones que ha tenido el pene en la cultura occidental y las implicaciones de su exhibición, uso, análisis psicológico, estética, prejuicios, reflexiones, admiraciones, entre diversos análisis discursivos que la cultura occidental narra alrededor de este órgano. Relatando cómo se va construyendo en el ámbito cultural, psicológico, artístico e histórico la manera en que el pene va dotándose de una complejidad de significaciones y sentidos.
Para el análisis del ocultamiento de Quaintance, la desaparición del pene en los desnudos de sus personajes, responde de forma más precisa a los embates que existían en relación a la homosexualidad y la sacralidad social de pene contra el moralismo y creencias en un contexto histórico determinado como la sociedad estadounidense de principios y mediados del siglo XX. En este caso el lenguaje artístico logró dar cabida a la búsqueda de Quaintance para expresar su orientación sexual reprimida y que como diría Freud en relación con el arte: “la ligera narcosis en que nos sumerge el arte sólo proporciona un refugio fugaz ante los azares de la existencia y carece de poderío suficiente como para hacernos olvidar la miseria real” . En este sentido, seguramente Quaintance si es que alguna vez quiso representar la desnudez masculina y homoerotizada, tuvo que reprimirse para mantener su seguridad ante las complicaciones del contexto, lo cual evitó que pudiera explayarse de forma más amplia y sin recriminaciones en las representaciones de los desnudos masculinos.

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